‘La Promesa’, avance del capítulo 668: Leocadia contra Lorenzo y la sospecha mortal de Cristóbal

Leocadia contra Lorenzo y la sospecha mortal de Cristóbal. En el capítulo 668 de La Promesa (3 de septiembre), la tensión alcanza un punto de no retorno

El amanecer del 3 de septiembre cubre los campos de los Pedroches con un resplandor engañosamente sereno. El valle se tiñe de oro, pero la calma es solo un espejismo: tras los muros de La Promesa se agita una tormenta que amenaza con arrastrar a nobles y criados hacia un destino incierto. Intrigas, miedos y odios ocultos laten bajo cada rincón del palacio, preparando un episodio que marcará un antes y un después.


La humillación de Catalina

En los salones de la nobleza, la lucha por el poder se recrudece. El barón de Valladares, cada vez más enconado en su desprecio hacia Catalina, se convierte en el epicentro de un terremoto social. Martina y Jacobo, temerosos de que esta hostilidad fracture irreparablemente a las casas nobles, se atreven a enfrentarse a él con la esperanza de lograr una tregua.

Lo hallan en el pabellón de caza, con un vaso de coñac en la mano y una sonrisa de superioridad. Escuchan su respuesta entre insultos y carcajadas: para el barón, Catalina no es más que una “tendera con ínfulas”, una intrusa indigna de dirigir un marquesado. Su desprecio hacia el linaje de la joven queda expuesto con una violencia verbal que hiere más que cualquier golpe.

Martina y Jacobo fracasan en su intento de conciliación. La noticia del fracaso se propaga, y Catalina, sin querer, escucha los insultos dirigidos a su madre y a ella misma. Lejos de hundirse, decide transformar el dolor en fortaleza: si la llaman tendera, se convertirá en la mejor de todas, demostrando que el trabajo y la dignidad valen más que los prejuicios rancios de la nobleza.

La Promesa', avance semanal del 1 al 5 de septiembre: Ángela desaparece sin  dejar rastro | Series


El chantaje de Lorenzo a Leocadia

Mientras tanto, Leocadia vive su propio infierno. Para recuperar a Ángela, debe enfrentarse al capitán Lorenzo, quien rechaza el dinero que ella le ofrece y deja claro que su verdadera exigencia es otra: el matrimonio con la joven.

El encuentro tiene lugar en un cobertizo sombrío, donde Lorenzo deja ver su crueldad al acorralar a Leocadia contra la pared. Su voz, envenenada de arrogancia, revela que no busca venganza ni dinero, sino el futuro: unir su vida a la de Ángela. La institutriz, horrorizada, comprende que su hija está atrapada en una red de chantaje inhumano.

Leocadia jura resistirse, pero Lorenzo le da un plazo: o convence a Ángela de casarse con él, o se expone a que algo terrible le ocurra en su cautiverio. Desesperada y rota, la madre comprende que no puede ceder, aunque eso suponga arriesgarlo todo. Por primera vez, empieza a contemplar medidas extremas para salvar a su hija de aquel monstruo.


La rebelión de Curro y María Fernández

En los pasillos del servicio, la tensión no es menor. Cristóbal dirige las batidas en busca de Ángela con mano de hierro, pero sus métodos rígidos no ofrecen resultados. Impacientes, Curro y María Fernández deciden actuar por su cuenta, siguiendo una pista desechada por el mayordomo.

El plan se descubre pronto gracias a la traición de Santos, que delata a la pareja para congraciarse con sus superiores. Cristóbal los reprende con una severidad glacial, acusándolos de irresponsabilidad. Pero María, con el corazón ardiendo de indignación, lo desafía: lo acusa de inacción y de dejar pasar un tiempo que puede costarle la vida a Ángela.

El enfrentamiento revela las grietas de autoridad dentro del servicio, y cuando María encara a Santos por su delación, el odio entre ambos queda sellado. La búsqueda de la doncella desaparecida se convierte en un campo minado de desconfianzas, reproches y rivalidades.


El conflicto de Manuel y la empresa

Mientras los criados se enfrentan, los Luján también tienen sus propios problemas. Manuel comunica a su padre que ha decidido vender su parte de la empresa de motores a Pedro Farré. Para Alonso, la noticia es un mazazo: aquella compañía representaba el futuro, el modo de modernizar la familia.

El marqués interpreta la decisión de su hijo como un acto de rendición y decadencia. Aunque Leocadia intenta suavizar la situación, Alonso no logra disimular su decepción: ve en Manuel la renuncia a la ambición y el inicio de la ruina de los Luján.


Toño busca la reconciliación con Simona

No todo son enfrentamientos. Toño, empujado por el apoyo de Manuel y Enora, se decide al fin a buscar el perdón de Simona. Conmovido y vulnerable, le confiesa su arrepentimiento por haberla herido en el pasado y le pide una nueva oportunidad.

Simona, dura pero justa, no le concede el perdón inmediato, aunque le abre una pequeña puerta: las palabras se las lleva el viento, lo que importa son los hechos. Toño acepta el reto con gratitud y esperanza, dispuesto a demostrar con acciones que aún puede recuperar la amistad perdida.


Vera, acechada por el pasado

En paralelo, Vera vive con el corazón encogido. Su hermano Federico irrumpe en el palacio, dispuesto a desenmascararla. Su presencia revive el miedo atroz de ser descubierta por su padre y devuelta al infierno del que huyó.

Lope se convierte en su salvador improvisado, escondiéndola en pasadizos para evitar que sea encontrada. Pero la amenaza se cierne sobre ellos como una sombra imposible de esquivar. El pasado de Vera vuelve con fuerza, dispuesto a destruir la tranquilidad que tanto le costó alcanzar.

Avance de 'La Promesa' del miércoles 3 de septiembre


El golpe de Alonso: Curro al mando

Finalmente, el marqués decide actuar. Cansado de la ineficacia de Cristóbal y apoyado en la opinión coincidente de Pía y Petra, reúne al servicio y anuncia una decisión contundente: destituye al mayordomo como líder de la búsqueda y entrega el mando a Curro.

La sorpresa es general, y la humillación de Cristóbal, absoluta. El joven, aunque asustado, recibe el voto de confianza con determinación, dispuesto a demostrar que es capaz de rescatar a la mujer que ama.

Para Cristóbal, la degradación es insoportable. Su autoridad se derrumba, su orgullo queda hecho añicos, y en medio de su tormento interior, una idea monstruosa empieza a rondar su mente: ¿y si en realidad él fuese el verdadero padre de Ángela?

La duda lo consume, lo paraliza y lo aterra. Esa sospecha venenosa amenaza con transformar no solo su relación con la búsqueda, sino también su propia identidad. Lo que parecía una mera investigación profesional se convierte en un precipicio personal del que puede no haber retorno.


Un episodio al borde del abismo

El capítulo 668 de La Promesa se convierte así en un crisol de emociones extremas: Catalina enfrentando los insultos del barón, Leocadia luchando contra el chantaje de Lorenzo, Curro ascendiendo contra todo pronóstico y Cristóbal cayendo en una espiral de dudas mortales.

Las alianzas cambian, las lealtades se ponen a prueba y los secretos amenazan con salir a la luz. En cada rincón del palacio se respira la sensación de que la verdad está a punto de estallar, y que cuando lo haga, nada volverá a ser igual.

Un episodio lleno de traiciones, revelaciones y decisiones imposibles. Porque en La Promesa, cuando la verdad se abre camino, los protagonistas deben elegir: rendirse al miedo o luchar, aunque la batalla les cueste el alma.

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