La historia arranca con Jacobo y Martina atrapados en un laberinto emocional del que no consiguen salir. Ambos sienten que todavía podría haber un futuro juntos, pero cada paso que dan parece empujarlos en direcciones distintas. Martina necesita tiempo para escucharse y recomponer su interior, pero ese espacio personal se ve interrumpido por los choques constantes entre Jacobo y Adriano por la administración de las tierras. De repente, la joven se ve convertida en árbitro involuntaria de un conflicto que no solo desgasta su paciencia, sino que amenaza con desgarrar los frágiles hilos que aún los unen.

Leocadia, lejos de calmar la tormenta, aviva los rescoldos. Sus palabras, más incendiarias que prudentes, provocarán una discusión que marcará un antes y un después tanto en el ámbito familiar como en el sentimental. Lo que parecía un simple desencuentro derivará en una grieta profunda que afectará a todos los implicados.

Mientras tanto, Manuel comienza a atar cabos gracias a Toño, quien le deja claro que Nora no está priorizando la investigación sobre la misteriosa conexión entre don Lisandro y la empresa de don Luis. En lugar de eso, la muchacha está completamente absorbida por su motor experimental. Su obsesión es tal que logra persuadir a Toño para que continúe junto a ella, en secreto, en la creación de un nuevo prototipo que asegura que revolucionará la ingeniería tal como la conocen.

En las dependencias del servicio también estallan novedades importantes. Cristóbal y Teresa anuncian que las libranzas se han terminado y que un nuevo lacayo está a punto de incorporarse al equipo. La noticia cae como un rayo sobre María Fernández, porque ese lacayo no es otro que Carlo: el padre del hijo que ella está esperando.

Samuel intenta ser su apoyo, pero la situación pronto le supera. Carlo empieza a acercarse demasiado a las doncellas, especialmente en momentos en los que debería mantener la distancia. Sus actitudes desencadenan tensiones entre el personal y ponen en jaque la aparente tranquilidad que intentaba mantener María Fernández.

Curro, incapaz de seguir viendo cómo Ángela se desmorona por culpa de Lorenzo, acude directamente a Manuel. El joven le suplica que intervenga y Manuel le promete que no se quedará de brazos cruzados. Por su parte, Ángela ya no puede sostener más la máscara de entereza: se derrumba ante Martina y finalmente confiesa el sufrimiento que lleva tiempo tragándose en silencio.

Petra también avanza en su propia batalla, acompañada de Lope y Vera. Los tres continúan investigando el misterioso robo y plagio de las recetas de cocina que alguien del entorno ha estado utilizando sin permiso. Tras una serie de sospechas, observaciones y pistas dispersas, finalmente identifican al responsable. Sin embargo, el culpable insiste en presionarla para que calle, intentando manipularla con promesas, amenazas veladas y excusas que buscan justificar lo injustificable.

El malestar en el servicio se intensifica. Las protestas p