Boda de Manuel y Jana | AVANCE ESPECIAL DE “LA PROMESA”
Manuel anuncia boda relámpago con Ana y Cruz prepara su último golpe
La historia en La Promesa alcanza un punto de máxima tensión con la sorprendente decisión de Manuel de anunciar su boda inmediata con Ana. El joven, cansado de intrigas y manipulaciones, quiere sellar cuanto antes su amor, convencido de que solo un matrimonio rápido puede frenar los planes oscuros de su madre. Sin embargo, doña Cruz no está dispuesta a rendirse tan fácilmente. La marquesa, fiel a su estilo calculador, lanza su última ofensiva con la intención de detener a toda costa una unión que considera una humillación para la familia.
El anuncio de las nupcias desata una tormenta emocional dentro y fuera del palacio. Cruz, herida en su orgullo, trama una estrategia desesperada: intenta imponer a Lorenzo como acompañante de Ana en el altar, convencida de que esa humillación pública derrumbará la determinación de la joven. Además, llega al extremo de detener al sacerdote antes de la ceremonia, esperando así paralizar la boda. Pero sus engranajes no funcionan como esperaba, y la realidad empieza a volverse en su contra.
Leocadia, con su enigmática presencia, se convierte en una pieza clave en este juego de sombras. Mientras aparenta estar del lado de Cruz, aprovecha cualquier ocasión para desmontar sus mentiras. Sus insinuaciones sobre el verdadero pasado de Ana ponen nerviosa a la marquesa, que siente cómo el control de la situación se le escapa entre las manos. La tensión se eleva aún más cuando Martina, atrapada en Santander con su amiga Piluca, comunica que no podrá llegar a tiempo para la boda. Curro recibe la noticia devastado, y Manuel, que ya soporta demasiada presión por parte de su madre, se hunde aún más en la tristeza.
Catalina, por su parte, se enfrenta a su propio dilema. Consciente de que la sombra de Cruz amenaza también la vida de su hijo, empieza a considerar seriamente la posibilidad de abandonar el palacio tras la boda de su hermano. La idea de criar a su pequeño lejos de tantas manipulaciones cobra fuerza. Y aunque la decisión le duele, siente que es el único camino para asegurarle un futuro más digno.
Mientras tanto, Simona y Candela viven la emoción del momento con entusiasmo. Ambas sueñan con poder asistir al enlace, aunque recuerdan con cierta amargura lo que ocurrió en la fallida boda de Catalina. Esta vez, prometen que nada impedirá que sean testigos del gran día. Sin embargo, en las cocinas no todo es alegría: Vera y Teresa hacen un descubrimiento inquietante en las habitaciones de la marquesa. Encuentran pruebas de un pasadizo secreto que hasta ahora había permanecido oculto. La revelación es demasiado importante para guardarla, por lo que deciden compartirla con Lope y Marselo. Los cuatro se quedan atónitos: ¿qué secretos guarda Cruz detrás de ese acceso oculto?
A medida que se acerca el momento del enlace, la marquesa intensifica su ofensiva. No solo impone a Lorenzo como padrino de la novia, también obliga a Ana a llevar un vestido que no es el que Manuel le había regalado con cariño. Para la joven, el gesto es un golpe durísimo: en lugar de vivir con ilusión su gran día, se ve arrastrada a una batalla en la que cada detalle es manipulado para hacerla sufrir. No obstante, en medio del caos surge Leocadia con palabras de falsa dulzura, recordándole que lo más importante es unirse al hombre que ama. Tras esa aparente bondad, sin embargo, se percibe un placer oculto en ver cómo la tensión se desborda en palacio.
Curro, fiel aliado de Manuel, lo anima a no rendirse. El muchacho, cansado de tantas intrigas, confiesa que si pudiera huiría con Ana lejos de todo y de todos. Su primo no solo lo entiende, sino que le recuerda que el amor verdadero merece ser defendido a cualquier precio. Entre tanto, Catalina confirma su decisión: tras la boda, abandonará La Promesa. Leocadia, en un inesperado gesto de complicidad, le ofrece apoyo al revelarle que también fue madre soltera en el pasado, confesión que la hace ganar terreno en la confianza de la joven.
En el ámbito sentimental, Maria Fernández sigue debatiéndose entre sus sentimientos por el padre Samuel y la distancia que él mantiene tras el beso que compartieron. El sacerdote, dividido entre su vocación y lo que siente, sabe que debe enfrentar cuanto antes la verdad. Una conversación decisiva entre ellos marcará el rumbo de su relación.
Los preparativos avanzan, pero Cruz y Petra no se rinden. Decididas a impedir la boda, planean un acto desesperado: hacer intervenir a la Guardia Civil y acusar a Ana de un delito. El objetivo es claro, apartarla de Manuel el tiempo suficiente para anular el matrimonio. Lo que no imaginan es que Leocadia presencia la escena y descubre a la marquesa en plena trama. El rostro de Cruz, sorprendida en flagrante conspiración, se torna pálido. Por primera vez, la mujer que siempre actuó desde la sombra siente que su poder puede tambalearse.
En paralelo, Manuel revive recuerdos del pasado. Piensa en su hermano Tomás, en su hermana Leonor, en sus tíos y en su abuelo, ausentes en un día tan especial. La emoción lo embarga, y junto a Curro repasan los sacrificios y los obstáculos que han superado hasta llegar a este punto. Ana, por su parte, también se sumerge en los recuerdos compartidos con María Fernández, desde su primer encuentro hasta aquella fuga romántica en aeroplano. Entre risas y lágrimas, ambas evocan los momentos que marcaron su historia.
Finalmente, llega el día esperado. Manuel, nervioso, recibe las palabras de apoyo de su padre Alonso, quien, aunque no veía en Ana la esposa ideal para su hijo, reconoce su valor por seguir el corazón. Mientras tanto, en la habitación de la novia, Vera, Teresa y Catalina ayudan a Ana a prepararse. Entre confesiones, Catalina le asegura que ya la siente como una hermana. Sin embargo, la joven no puede ocultar su incomodidad con el vestido impuesto por la marquesa.
Un contratiempo pone en riesgo la ceremonia: el sacerdote Samuel y María Fernández quedan atrapados en el despacho de Manuel. Petra corre a informar a Cruz, convencida de que la boda se arruinará. Pero Samuel no se rinde; logra forzar la puerta y aparece en la iglesia a lomos de una motocicleta, con María detrás sosteniendo el ramo. La entrada triunfal provoca un silencio atónito y deja a la marquesa sin palabras.
La ceremonia comienza. Ana avanza hacia el altar del brazo de Lorenzo, cuyo rostro revela su disgusto. En un gesto inesperado, Cruz acomoda la cola del vestido, aparentando ternura mientras esconde frialdad calculadora. Durante los votos, Manuel llama a su amada “Ana”, y ella hace lo mismo, evitando revelar su verdadero nombre. Cuando llega el momento en que el sacerdote pregunta si alguien se opone, la iglesia entera se sumerge en un silencio cargado de tensión. Cruz mira a Leocadia, consciente de haber perdido la batalla. Nadie interrumpe, y finalmente, tras tantos obstáculos, Manuel y Ana son declarados marido y mujer.
La alegría invade el ambiente. Simona y Candela comentan emocionadas la boda, mientras los invitados felicitan a la pareja. Cruz, en cambio, se acerca a Ana para envenenar su felicidad con palabras hirientes: le confiesa que nunca la aceptará y que siempre la verá como una simple criada. Leocadia, testigo de la crueldad de la marquesa, se muestra dispuesta a consolar a la joven.
Manuel, decidido a no ocultar más sus sentimientos, proclama públicamente su amor por Ana ante todos los presentes, lo que aumenta la furia de su madre. La pareja se retira entonces a su habitación conyugal, donde sellan su unión en un momento íntimo y emotivo.
Pero incluso en la victoria del amor, las intrigas no cesan. Alonso, agotado por tanta tensión, estalla contra Curro y Lorenzo. Mientras tanto, Ricardo sigue atormentado por el recuerdo de la carta de su esposa desaparecida hace 25 años. Pia, preocupada, pide ayuda a Rómulo para sostenerlo en su dolor.
La trama se intensifica cuando Lope, Vera, Teresa y Marselo descubren finalmente el pasadizo secreto en las habitaciones de Cruz. La curiosidad y el misterio crecen: ¿qué secretos ocultos guarda la marquesa?
Así, entre una boda marcada por luchas internas, viejas heridas sin cicatrizar y revelaciones que prometen sacudir los cimientos de La Promesa, la historia avanza hacia un futuro incierto donde nada está del todo asegurado.