TODO TERMINA AQUÍ: LEOCADIA MATÓ A JANA, DOLORES Y DOÑA CARMEN || CRÓNICAS y ANÁLISIS

Ya maté a la primera mujer de Alonso

Después de muchísimos capítulos en los que los espectadores especulaban, recibían insinuaciones o veían cómo se dejaban pistas más o menos veladas, por fin ha llegado la confirmación definitiva. En el episodio 670, titulado ¿Quién mató a Hann Expósito?, la serie ha resuelto uno de los enigmas más oscuros que llevábamos años arrastrando: la verdad sobre los crímenes de Leocadia. Ya no se trata de conjeturas ni de medias frases, sino de una confesión clara y sin rodeos. La mujer, frente a todos, reconoce no solo haber acabado con Hann, sino también haber asesinado a Dolores y, antes que a todas ellas, a doña Carmen, la primera esposa del marqués Alonso, madre de Catalina y Tomás, y antecesora de Cruz en el marquesado.

Este giro narrativo supone un cierre para una de las tramas más largas y comentadas de La Promesa. Durante meses se había insinuado que Leocadia estaba implicada en más de un crimen, pero nunca se había escuchado de su propia boca la confirmación. Ahora todo está sobre la mesa: ella fue la mano ejecutora de las tres muertes que marcaron la historia de la familia. Y, de manera simbólica, se abre un nuevo tablero de juego en el que Leocadia se sitúa en el centro como la reina negra de una partida mortal.

Capítulos de 'La Promesa' del 28 agosto al 1 septiembre

Lo más impactante del episodio no fue únicamente la revelación, sino el modo en que se mostró en pantalla. Un flashback nos transportó al instante exacto en el que Hann, embarazada y asustada, suplicaba clemencia. Entre lágrimas pedía a Leocadia que la dejase marchar, que no contaría nada, que ni siquiera denunciaría los crímenes de los que tenía conocimiento. Hann apeló a la compasión, prometió silencio y hasta intentó convencer a su verdugo de que todo podía olvidarse. Sin embargo, Leocadia no se dejó ablandar. Con frialdad absoluta le respondió que no estaba allí para dejarse convencer, sino para impedir cualquier posibilidad de que hablara. Y así, sin dudarlo, la ejecutó.

La crudeza de la escena ha resultado demoledora para los seguidores. Ver a Hann llorando, suplicando por su vida y por la de su hijo, mientras Leocadia le disparaba con una almohada para silenciar el ruido del arma, es un recuerdo difícil de digerir. La comparación con el pasado es inevitable: cuando Cruz mandó a Rómulo asesinar a Leocadia, ella misma suplicó por su vida y por la de la criatura que esperaba, Ángela. En aquel entonces, Rómulo le perdonó y le permitió comenzar de nuevo. Esa clemencia le abrió una segunda oportunidad, pero en lugar de repetir el gesto con Hann, Leocadia eligió la crueldad más absoluta.

Este paralelismo evidencia el contraste entre la víctima que fue y el verdugo en el que se convirtió. Leocadia tuvo piedad en su momento, pero ella no ha sabido otorgársela a los demás. Ha asesinado a sangre fría a una mujer inocente y embarazada, mostrando un nivel de frialdad que ni siquiera Cruz, con todos sus crímenes, había demostrado de forma tan calculada.

El episodio también confirma lo que muchos sospechaban: la implicación de Cruz en la muerte de doña Carmen. Fue ella quien ordenó el crimen, cegada por su obsesión hacia Alonso y por su deseo de convertirse en marquesa. Sin embargo, la mano que ejecutó aquella orden fue la de Leocadia. Fue ella quien envenenó a la primera marquesa, quien abrió la puerta a que Cruz se adueñara de la casa, de la finca y del servicio. A partir de ese asesinato, Cruz pudo casarse con Alonso y controlar el marquesado, mientras Leocadia esperaba ingenuamente ser recompensada por su lealtad.

La realidad, no obstante, fue muy distinta. Cruz nunca cumplió las promesas que le hizo a su cómplice, del mismo modo en que más tarde tampoco recompensó a Petra por sus servicios. Leocadia creyó que, ayudando a Cruz a deshacerse de Dolores —la amante del marqués que esperaba un hijo suyo—, obtendría finalmente un lugar de honor en la familia. Su obsesión la llevó a actuar por iniciativa propia, sin que Cruz se lo pidiera. Envenenó y mató a Dolores pensando que así sería reconocida y valorada. Pero lo único que consiguió fue despertar en Cruz la certeza de que Leocadia estaba completamente fuera de control.

Ese fue el verdadero motivo por el que Cruz ordenó a Rómulo acabar con ella: no solo porque sabía demasiado, sino porque su obsesión enfermiza con la familia Izquierdo la convertía en una amenaza imprevisible. La propia Hann llegó a calificarla de loca, una afirmación que este episodio ha terminado de confirmar.

Un detalle que sorprendió a muchos espectadores fue descubrir que Leocadia actuó sola en el asesinato de Hann. Durante mucho tiempo se especuló con la posible participación de Jacobo u otro cómplice, pero el flashback dejó claro que nadie más estuvo implicado. Fue ella quien colocó el veneno, quien preparó la trampa y quien apretó el gatillo. Todo quedó en sus manos.

Ahora bien, la serie también ha jugado con la percepción del público. Mientras se nos muestra a Leocadia como asesina despiadada, se nos insinúa que deberíamos sentir compasión por ella debido al chantaje que sufre por parte de Lorenzo y a la presión que este ejerce sobre Ángela para obligarla a casarse. Sin embargo, la mayoría de los espectadores no logran empatizar con ella. La verdadera víctima de esa trama es Ángela, completamente inocente. Leocadia, con todo lo que ha hecho, no consigue despertar lástima.

La diferencia con Cruz es llamativa. A pesar de que Cruz también cometió asesinatos, muchos espectadores llegaron en algún momento a comprenderla, a sentir incluso cierta compasión por ella. Sus crímenes fueron más impulsivos, producto de arrebatos o de aprovechar circunstancias, no tan premeditados ni tan fríos como los de Leocadia. Ese matiz convierte a la marquesa en un personaje más complejo y humano, mientras que Leocadia se revela como una villana sin matices, más sombría y menos capaz de tocar el corazón del público.

Es cierto que este flashback, aunque revelador, llega con cierto retraso. Habría tenido un impacto aún mayor si se hubiese mostrado antes, cuando las sospechas estaban más vivas y la incógnita sobre el asesino de Hann era más fuerte. Aun así, el episodio cumple con el objetivo de cerrar definitivamente una de las tramas más largas y debatidas. Ya no hay dudas: Leocadia es la responsable de la muerte de Hann, de Dolores y de doña Carmen.

Avance 'La Promesa': ¡Leocadia fuera de control! en el capítulo 671 (9 de  septiembre)

Con estas revelaciones, se cierra un capítulo fundamental de la serie. Quedan resueltos los grandes misterios que rondaban desde hace años, y se abre una nueva etapa en la que Leocadia tendrá que enfrentarse a las consecuencias. Ella misma se ha descrito como parte de un “juego de reinas”: primero eliminó a Cruz, la reina blanca, y ahora se erige como la reina oscura que espera la confrontación con el rey, representado por Curro. Esa será la gran batalla que marque el rumbo de los próximos episodios.

El episodio 670 ha demostrado que La Promesa sigue teniendo capacidad para sorprender, cerrar viejas heridas y, al mismo tiempo, abrir nuevos caminos dramáticos. Los espectadores han sido testigos de una revelación que lo cambia todo: los crímenes de Leocadia ya no son un secreto. Y a partir de ahora, cada movimiento del personaje será observado con la certeza de que estamos ante una de las villanas más oscuras de la serie, aunque quizá no la más grande. Algunos todavía ven al capitán como el verdadero sucesor de Cruz en el trono de la maldad.

Lo que está claro es que con esta confesión, La Promesa ha puesto punto final a un misterio eterno y ha colocado a Leocadia en el centro de la trama. Ahora solo queda esperar cómo reaccionarán los demás personajes, qué desenlace tendrá su enfrentamiento con Curro y hasta dónde será capaz de llegar para conservar el poder que tanto anhela.

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